Pensar que a estas alturas de la película muchas grandes corporaciones aún no apuestan por la Comunicación es casi una locura. Pero creo que esa locura es aún mayor, cuando se da el caso de aquellas compañías que aún apostando por ella, realmente no se lo creen. Y quizá cuando lo hagan ya será demasiado tarde.
Y es que a poco que se establezcan unos mínimos en la puesta en marcha
de cualquier proyecto, a nadie se le pasa por alto que la comunicación es una pata
básica del entramado empresarial. Más aún debería serlo para las grandes firmas
que ya están consolidadas dentro de su mercado. Pero no es así. Hay algunos
sectores especialmente reacios a comunicarse con el mundo, con sus actuales y con
sus potenciales clientes. Adolecen de una buena comunicación, pero luego se
quejan de la mala imagen que tienen ante la sociedad, y lo cierto es que se la ganan
a pulso.
Durante algunos años he trabajado en la industria farmacéutica, y éste es un
claro ejemplo del tema que nos ocupa. Hablamos de un sector bastante opaco que
no quiere que hablen de él, en la mayoría de los casos. Eso sí, cuando tienen algún
progreso en sus departamentos de I+D, o encuentran nuevos descubrimientos
medicamentosos que engordan su pipeline,
u otras indicaciones para fórmulas ya existentes, quieren salir en portada de
todos los diarios nacionales.
No seré yo quien diga que no son hallazgos verdaderamente importantes
como para no tener repercusión mediática. Pero también es cierto que no puedes
maltratar a la Prensa, negando información de manera continuada, y cerrarte en banda cuando los periodistas se
interesan por otros asuntos que difieran de esas novedades. Y no es la farmacia el único sector que lo practica.
La Comunicación debe producirse en todo su sentido, debe ser abierta,
responsable y coherente. Y en el mundo digital en el que nos movemos, además
debe ser bidireccional, debes conversar con tu comunidad, participar de sus
inquietudes, aportar soluciones a sus problemas o demandas y ofrecerles
contenido que les aporte valor.
Y la cosa tiene su particular guasa en aquellos casos en los que la
empresa aún sin creer del todo en la Comunicación como algo básico y dinámico
en su relación con la sociedad, trata de engañar, o de engañarse más bien.
Para ello crean bonitos departamentos o le endilgan las labores propias de la
materia al primero que pasa por allí, sin servir a unos objetivos claros y
mucho menos teniendo una estrategia definida. La consigna es, ‘ya comunicaremos lo que tengamos que
comunicar’. ¿Para qué tienen responsables de Comunicación? ¿Para qué
contratan los servicios de las mejores agencias del sector, si no les dejan
hacer su trabajo?
Mal camino con una difícil solución dado que esas firmas tampoco
aceptan la evangelización de los profesionales. Quizá un cambio brusco de
mentalidad de los directivos ayudaría, pero llevará su tiempo… demasiado. Seguro
que tú también conoces algún caso parecido ¿qué opinas? ¿Por dónde crees que
pasa la solución para estas empresas?
Foto: Master isolated images / FreeDigitalPhotos.net
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