¿Hasta dónde se debe emitir?

Hoy, Día Internacional de la Televisión, no estaría de más valorar si todas las imágenes que se emiten deberían llegar al espectador y cómo, porque a veces puede suponer un gran peligro. Por ejemplo ayer, uno de estos periodistas por accidente invitó a los seguidores de su canal emitido desde webcam, a que vieran en directo su propio suicidio.

Hubo quien le insultó hasta la extenuación porque pensaban que era un montaje ¿pero hasta dónde puede llegar el morbo de la sociedad?; otros, por fortuna, avisaron a la policía, aunque fue demasiado tarde. Tratemos de contar historias interesantes y no juguemos con el morbo. Probemos a darle mejor sentido, y no hablo de colocar los famosos y anticuados dos rombos en un ángulo de la pantalla.

Otras imágenes, esta vez de televisión; se han convertido también en noticia, incluso antes de haberse grabado y, mucho menos, emitido. Hablo de la entrevista a Julián Muñoz que Telecinco ha anunciado, y que ha alertado a la fiscalía anticorrupción que está valorando que el ex alcalde no vea ni uno de los 350.000 euros que dicen que ha negociado.

Entrevista que, por otro lado, seguramente será como la hizo (por decirlo de alguna manera) hace unos días Mª Teresa Campos a Luis Roldán: un auténtico fiasco, una tomadura de pelo. No se sabe quién daba más pena si el uno o la otra...

Las televisiones se deberían plantear dejar de emitir tanta idiotez de una vez por todas y dejar de esconderse detrás de la ya manida excusa: “es lo que pide el público, es lo que quiere la gente” ¡basta ya! Quizá ese fuera también el plantemiento que se hizo el accidentado estadounidense al grabar su suicidio y, la verdad, no le veo la gracia.

Como apuntó ayer Carles Francino, en la entrega de la quincuagésima edición de los Premios Onda, es importante premiar la comunicación bien hecha, incluso, en tiempos de crisis, porque “la crisis también se combate con talento e ilusión”.