martes, 12 de agosto de 2014

¿Manipulamos siempre que comunicamos?

Reproduzco un artículo que escribí para el Instituto Hune, tratando de contar una pequeñísima parte del gran proyecto que es #TalentoFemenino en Acción. Una apuesta decidida que, como su propio nombre indica, se ha creado para desarrollar y fomentar el talento de las mujeres directivas. ¡Que lo disfrutéis!



¿Comunicas o Manipulas?

Al igual que a muchas personas que estamos en esto de la Comunicación, cada vez que asistes a una charla, curso o ponencia sobre la Comunicación (en genérico), siento una gran inquietud. Qué aspectos de la misma se van a abordar y cómo porque, aunque siempre se aprende, no es menos cierto que, a medida que sabes un poco resulta más difícil que te sorprendan.

Asistiendo al aprendizaje exhaustivo que nos regala cada semana el Instituto Hune en su apuesta decidida por el Talento Femenino, sin saber con exactitud qué me iba a encontrar, de repente nos hablan de Comunicación. Bien, me relajo, de esto controlo un poco, comunicar no se me da mal del todo, por lo que mis expectativas son más cercanas y reales que en otras ocasiones.

Sin embargo, tú que crees que sabes del tema y que es difícil que te sorprendan, de repente, aparece ‘El PeÓN Coronado’ (un tipo flaquito, casual, con el pelo de punta) que te dice que las personas nos pasamos el día entero manipulando a los demás. Y, por tanto, también somos manipulados constantemente por los otros –con fines honorables, casi siempre–, añade.

- Oye, espera… qué dices, que me engañan a diario -preguntas-
- ¡Sí! ¿Quieres que te explique cómo empieza todo, o prefieres que vayamos directamente al grano y nos saltamos la parte aburrida? –contesta él-
- No, no, vamos al grano, porque a mí no es tan fácil que me la den
- Ya lo he hecho –concluye-.

José Luis Velasco, director de RRHH en Basic-FIT y consultor de Alta Performance explica que cada vez que comunicamos tratamos de persuadir al que escucha con algo, de convencerle, de llevarle  a nuestro terreno. “Y eso se puede entender como manipular”, arguye.


Y en la esencia estoy de acuerdo, pero el problema surge al emplear la palabra ‘manipular’, dado que le hemos otorgado una carga negativa mayúscula, aunque la propia palabra en sí no la tiene tanto. Etimológicamente, manipular viene del latín manus (mano) y de la misma raíz que el verbo plere (llenar); y significa: puñado, manojo, lo que uno abarca la mano, que se MANEJA. Aunque lo cierto es que ha derivado en diferentes sentidos figurados como el de ‘alterar una situación con manejos’. Si nos ceñimos a una de las definiciones de la RAE, nos topamos de frente con esa connotación negativa: “Intervenir con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares”.


Lo cierto es que el poder de la comunicación verbal reside en las palabras, en la riqueza del lenguaje y en su intención disuasoria, en su capacidad de convencer, de persuadir. Pero qué pasa cuando eliges mal las palabras, cuando no te comunicas. Al final, no te relacionas, no te entienden. Y para que te entiendan tienes que tratar de convencer al otro de aquella que es tu realidad. En definitiva, toda comunicación lleva intrínseca la subjetividad del otro. ¿Eso es manipular? Y… la comunicación no verbal es harina de otro costal ¿o no?




El caso es que José Luis Velasco apunta cuatro errores básicos que cometemos, consciente o inconscientemente, a la hora de comunicarnos. Y eso es en esencia lo que debilita nuestra manera de entendernos con el otro, de relacionarnos.

Los cuatro errores básicos de la Comunicación son:
  1. Puntualizar constantemente: poner siempre la guinda del pastel, precisar o concretar sin que añada o aporte valor a la comunicación.
  2. Recriminar: Culpar al otro por algo que ha hecho mal, acusar a alguien por su conducta o mal comportamiento en un momento cercano en el tiempo.
  3. Echar en cara: Igual que el anterior pero mantenerlo siempre fresco en la memoria aunque no sea un hecho reciente el que se recrimina.
  4. Y Sermonear: reprender y criticar al otro por su manera de hacer.
Conociendo y manejando estos errores básicos y algunos menores se puede llegar a tener una comunicación más fructífera y asertiva. Sin embargo, como asegura Velasco, siempre hay que tener presente que “la mejor manera de convencer al otro es hacerlo utilizando sus propios argumentos”. Se trata de un arte que está al alcance de cualquiera pero… aprenderlo lleva su tiempo.

En definitiva, lo inteligente es construir diálogos estratégicos que te ayuden a conseguir lo que quieres, ya sea comunicarte, ganar una negociación o que te aprueben las vacaciones de Navidad. Por tanto, ¿dominar el arte de la comunicación es o no manipular al otro? ¿Y tú qué opinas?

Foto: iosphere / FreeDigitalPhotos.net

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